jueves, 21 de abril de 2011

Principio de incertidumbre: La verdad y el cambio



Por Juan Calderón, Tegucigalpa (Honduras)




Toda verdad pasa por tres etapas. Primero, es ridiculizada. Segundo, es violentamente rechazada. Tercero, es aceptada como evidente.

Arthur Schopenhauer (1788 – 1860)
Filósofo alemán

Este pensamiento se valida día a día, en Honduras, al observar el proceso histórico por el que transitamos.

2006->Los hondureños que habíamos vivido tras la cortina de ficción llamada democracia electoral, estábamos acostumbrados a que los políticos, así como los actores “hollywoodenses”, vistieran sus trajes de gala, hablaran sofisticado y que aparte de las declaraciones públicas, solo se dejaran mostrar en las páginas sociales.

Ser olanchano y vaquero sería ridículo. Los negocios y las leyes se manejab an “por los que saben”, los empresarios, extranjeros y magistrados y aunque ¡todo andaba mal! nuestros “padres de la patria”, o hijos de la gran…Terra Nostra, nos convencían de que estábamos bien representados y que no debíamos participar en lo que no conocíamos con experticia.

El cura, un hombre bendecido por Dios, y por nuestra fe, también nos convencía que cada cuatro años teníamos la oportunidad de cambiar el país sin ensuciar más que un dedo, ya que el consejo de negocios multinacionales nos daba la opción de seleccionar entre sus seleccionados al mejor actor, mejor hablador y hasta miss simpaticón. Obviamente, no seríamos parte de la chusma que se ensucia más que un dedo quemando llantas y asoleándose; nosotros estábamos, DEMOCRATICAMENTE, ¡comenzando a dirigirnos hacia las vías de la no corrupción!

Después de escucharlo mil veces, de algún modo, terminábamos creyéndolo todo, y con convicción aseverábamos que desde hace 30 años solo era “cuestión de tiempo” para que las cosas empezaran a cambiar y caminar; sí, caminar con sosiego “hacia” las vías de un mejor subdesarrollo sostenido.

La figura de un hombre de campo normal, de sombrero y bigote, que se reuniera directamente con la gente de barrios y aldeas y que hablara como mi tío Jerónimo contrastaba con nuestra idea tradicional de lo que es un político. Sin duda a los cirqueros se les había ido el show de las manos y ahora el actor parecía ser el dueño de la función. Por eso este hombre y su verdad fueron ridiculizados por todos los medios del señor (o los señores), los cuales lo tildaron de ignorante, de tonto, de marioneta del sur y del este, etc. Este hombre era el primero en no ser marioneta de nadie…era como si un chispazo de conciencia, cual rayo de luz poseyera aquel insano libreto y cambiara el argumento hostil en esperanza. (Hernández, 2011)

2009->El actor se había vuelto irritable (para el amo), hasta hablaba de justicia, educación, equidad y otras blasfemias. Su pseudónimo MEL desgarraba los oídos de los cirqueros, principalmente cuando era gritado por los que no habían tenido voz, cuyas oxidadas gargantas no hacían más que rechinar disonantes notas de verdad y amargura.

Los petrodólares amenazaban con romper cadenas multinacionales de dominación. El amigo de Chávez era el amigo del diablo. Cualquier tratado con Chávez nos haría dependientes de modo que terminaríamos como sus súbditos y ¡Chávez vendría! y el ¡Diablo vendría!

Venezuela era sinónimo de pobreza, de comunismo, de improductivida d y estancamiento.

Otorgar Palmerola (base gringa) al público era como pecar contra Dios y contra ti.

Esta situación se volvía insostenible, la mentira y la verdad no se distinguían, de modo que hasta lo más claro se tornaba oscuro e incierto. El poder se escurría de sus manos con la amenaza de regresar hacia sus legítimos dueños de abajo. Fue entonces cuando no hubo otra opción, había que soltar a los sabuesos. La tarea de los mercenarios del Estado era acabar con todo aliento de esperanza, el conocimiento era subversivo, la información era amenaza, salir a la calle era delito, ver noticias, enviar un correo, Internet, solía ser simplemente complicado.

Y la verdad del hombre común y simple fue violentamente rechazada.

2011->La moda hoy es vestir de campo, ser olanchano, vaquero (…y trovador) . (Bonilla, Diario Tiempo, 2011) La participación ciudadana es el discurso preferido de los políticos, Hugo Chávez es el salvavidas, el amigo, el hermano benefactor… y sobre todo fuente inagotable de petrodólares. (Bonilla, Diario Tiempo, 2011)

Ahora Venezuela es la panacea del desarrollo y la esperanza para Hon duras y su maleada economía. (Hernández, 2011)

Ahora la educación es el escudo y trinchera de los que la persiguieron y arrastraron.

El aeropuerto de Palmerola es ahora un derecho legítimo de la ciudadanía que en unos meses comenzará a brillar. (Heraldo, 2011)

Ahora la verdad es simplemente la verdad, y nada más que la verdad, y aunque ahora sí hay algunas cuestiones ocultas, aunque ya hubo tiempo de preparar los ases bajo la manga, aunque los negocios ya pueden ser tomados por los amigos y familiares, aunque a los amigos norteños ya les dimos otra base militar en la zona del petróleo y los narconegocios; aunque ahora ya se ufanan de tener neuronas, por el MOSSAD, la parapolítica del asesor Uribe y la CIA; aunque el principio de incertidumbre establece que no podemos saber con exactitud el estado y el rumbo de una nación a la vez; ahora podemos regocijarnos enunciando a los cuatro vientos que finalmente la verdad es tomada como evidente.

“Si tan solo esta fuera la verdad de hoy y no solo la de ayer, ¡Oh, Teseo! ¡Qué perfectas e inmaculadas serían las aguas de nuestro río!”


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